Cuando tenía 13 años, me mudé con mi familia a Estados Unidos, donde pasé casi dos años que marcaron un antes y un después en mi vida. Vivíamos en un hotel, y gracias a mi naturaleza inquieta y curiosa, tuve la oportunidad de realizar múltiples trabajos allí, desde asistir a los huéspedes con sus maletas hasta operar la central telefónica. Estas experiencias, me brindaron valiosas lecciones sobre trabajo, responsabilidad y adaptabilidad, además de alimentar mi pasión por la tecnología. A los 15 años, regresé a Chile con una visión más amplia del mundo y un deseo renovado de emprender y explorar.